jueves, 19 de noviembre de 2009

Violencia intrafamiliar

Violencia intrafamiliar


Las personas tienen pleno derecho a ser respetadas en su integridad física, biológica y mental.


Cuando un miembro de la familia acostumbre causar algún daño –o amenaza con causarlo- a otro miembro de la familia, está incurriendo en un acto de violencia familiar.


Las formas de violencia.

  1. Violencia Física:

Se caracteriza por pellizcos, jalones de cabello, empujones y jalones, golpes, mordidas, quemaduras, ataduras, amarraduras o encadenamientos.

Violencia Psicoemocional:

Se entiende esta cuando un miembro de la familia deja de hablar, avienta objetos, los rompe, acosa, asecha, cuando manifiesta celos exagerados, ridiculiza en público o privado, destruye la propiedad o las mascotas, limita el dinero para el hogar, grita, insulta, humilla, amenaza (incluso de muerte), aísla (encierra con llave o restringe el acceso a sus familiares).

Violencia Sexual:

Se caracteriza por forzar a la pareja, a los hijos o a cualquier miembro de la familia a tener relaciones sexuales, tocamientos lascivos o cualquier otra actividad de índole sexual.


Factores que se asocian a la violencia familiar

  1. Culturales: las tradiciones y costumbres de los pueblos; es decir, el entorno social acepta como normal el maltrato hacia la esposa o a los hijos.
  2. Antecedentes de los golpeadores; es decir, el padre o la madre golpeadora puede haber sido en su momento hija o hijo golpeado o maltratado.
  3. Alcoholismo y /o drogadicción en el miembro violento de la familia.
  4. Baja autoestima.
  5. Ignorancia.
  6. Comunicación inadecuada.
  7. Aspectos económicos.
  8. Tensión nerviosa (estrés).

Consecuencias para la familia.

  • Problemas de personalidad en los hijos.
  • Depresión.
  • Bajo rendimiento o deserción escolar.
  • Deterioro emocional.
  • Conductas de aislamiento y agresividad.
  • Sentimiento de abandono.
  • Ideas suicidas.
  • Aprendizaje y reproducción de conductas violentas.
  • Desintegración familiar.
  • Adicciones (alcohol, tabaco y otras drogas).
  • Lesiones físicas que ponen en riesgo la vida y la salud mental de las personas y la familia.


Principales razones por las que se tolera la violencia.

  • Temor.
  • Falta de recursos.
  • Tradición o costumbre.
  • Baja autoestima.
  • Falta de información.
  • Dependencia económica.
  • Miedo a la soledad y al abandono.
  • Baja escolaridad.


¿Cómo detectar la violencia en mi propia familia?


Si en el último mes tú o uno de los miembros de tu familia han sufrido:

  • Gritos o insultos.
  • Humillaciones o amenazas.
  • Golpes por objetos aventados.
  • Empujones y caídas provocadas.
  • Bofetones o cachetadas.
  • Jalones de cabello.
  • Patadas, mordidas o puñetazos.
  • Golpizas.
  • Amenazas con cuchillo, tijeras o armas de fuego.
  • Heridas por algún objeto o arma de fuego.

¡Entonces, vives con violencia intrafamiliar! Ten cuidado porque tu seguridad física y emocional y la de tu familia están en riesgo, ¡Busca ayuda profesional o, en su caso, denuncia!

La violencia intrafamiliar es un delito y debe denunciarse ante el Agente del Ministerio Público o en las agencias especializadas en delitos sexuales en el caso de este tipo de violencia.

Acciones que ayudan a prevenir la violencia familiar.

  • Resolver los problemas familiares de manera pacífica, sin caer en agresiones físicas o verbales.
  • Conocer nuestras necesidades y respetar nuestro valor como seres humanos (autoestima).
  • Conocer nuestros derechos, los de las mujeres, niños y niñas.
  • Mejorar la comunicación familiar.
  • Procurar la igualdad en mujeres y hombres para realizar y disfrutar las tareas familiares.
  • Evitar ver películas y programas violentos.
  • Recurrir a la ayuda profesional para superar estos problemas o en su caso denunciar ante las autoridades (casos graves o urgentes).
  • Evitar conductas machistas o feministas a ultranza.
  • Respetar la libertad en la toma de decisiones de cada miembro de la familia.
  • Sugerir a los padres eviten agresiones mutuas frente a los hijos.

Busca ayuda para detener la violencia en tu hogar.

sábado, 14 de noviembre de 2009

La Rata

La rata.

Pepe se encuentra inquieto en su butaca. La clase de matemáticas siempre le ha parecido la más aburrida del mundo. El álgebra no sirve para calcular su ansiedad y sí para multiplicar la esquizofrenia. Nunca ha sabido para qué carajos sumamos X con Y, pero presiente que todos los teoremas son pretextos para entretenernos mientras que los políticos se atascan de dinero del pueblo. De momento a momento se asoma con insistencia por la ventana. Su cuateel pelos” no debe tardar.

Recibe el consabido regaño de problemas (así le dice él al profesor de matemáticas) por no contestar a su pregunta. Las palabras de problemas no tienen ningún significado para Pepe. Lo que realmente cuenta es ser dueño de algo: de un auto de lujo, del teléfono celular de moda, de ropa y zapatos de marca, de perfumes caros. Todo tiene un precio. Nada es gratuito. Pero no, la escuela no es el camino. El pelos sí que sabe vivir. El carrazo y las nenas que se carga son su distintivo.

Ha sonado el timbre que indica la hora de la salida. Pepe sale apresuradamente de la escuela y se ubica en un lugar estratégico para ver la llegada del pelos. La ciudad huele a polvo. La tristeza está marcada en cada rostro. La risa de sus compañeros es ausencia. La confianza en el futuro sólo es una mercancía que pagas cara a fuerza de estar pegado a la T.V. La miseria está en todas partes pero sobre todo aquí y ahora.

Zigzaguea por la banqueta cuando el pelos lo topa acompañado de unas chavas.

- Bueno, quién quiere forjar?

- Tú mero, ya`stas en eso.

- Cámara, nomás echen aguas.

El tetrahidrocanabinol se escurrió en el papel arroz, envolviéndose entre sus inquietas falanges como si fuera su propia voluntad y destino.

- “…La mota saca cosas que el hombre se calla…”

- Ora, no se claven.

- Lo mejor de lo mejor está en las pastas.

- ‘Tas güey, la neta de la neta está en el polvo, pruébalo Pepe.

- Mejor le entramos a las dos cosas ¿Qué no?

Las calles están vacías, los Bancos llenos. Polvorosas e iguales a las cotidianas miserias de los del barrio. Los pasos de Pepe, inseguros, se dirigen a su casa. En el camino, se ha incrementado su miedo, su angustia. Todos lo vigilan. Por las ventanas la gente se ha asomado y le persigue con la mirada. Las sombras de la noche cobran formas infernales. Tiene que huir. Tiene que llegar rápido a su casa. Sólo allí se sentirá seguro.

¡¡¡Horror!!! Una enorme; una gigantesca rata le persigue. Su corazón parece salirse de su envoltura. Es una impertinente matraca. ¡Huye Pepe, huye! ¡Huye Pepe, huye! Por fin ha llegado a su casa y tiene dificultades para insertar la llave en la cerradura. Por fin lo logra. Sube rápidamente a su habitación. Pone play a su estereo. La música surge de las paredes. Notas aterciopeladas acarician sus sentidos. Luces caleidoscópicas surgen de todas partes. Todo es hermoso si no fuera por esa terrible angustia que oprime su pecho. Revisa minuciosamente sus manos. Son transparentes y puede ver con claridad como viaja a gran velocidad la sangre por sus venas, sus arterias, sus órganos.

Un ruido apenas perceptible le ha llamado la atención. Voltea horrorizado a la puerta y ahí está de nuevo aquella enorme, peluda y apestosa rata. Corre despavorido y toma el bat que usa para jugar al beis bol. La rata le persigue y chilla erizando la piel de Pepe. Descarga, horrorizado, varias veces el bat sobre distintas partes del cuerpo de la rata. Con horror, toma una toalla y arrastra a la rata, de una de sus repugnantes patas hacia abajo, por las escaleras. Un grito ensordecedor, lleno de terror, de angustia, de desesperación se escucha desde abajo:

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Pepeeeeeeeeeee!!!!!!!!!! ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¿Qué le hiciste a tu hermanita?!!!!!!!!!!